Alguien dejo al viento un leve susurro que contaba la historia de un reino llamado Gilfia, allí, en la oscuridad de las noches, a lo lejos se escuchan llantos en las montañas y los ancianos de la comarca temerosos miraban en silencio como en un místico ritual de recuerdo o evocación de días de guerra y dolor...
Anhelando el tiempo, cuando ser niño era tener el poder de la imaginación, con solo pensar, fantasear o soñar eran capaces de crear mundos y juegos inimaginables...
¡Oh! bella época, época de cantos, época de alegría.
Por aquellos días, descolgaba de la montaña una brisa densa y fría que arrullaba en sus brazos dos bellas doncellas, bañadas de encanto, hijas de un solo vientre, hermanas confundibles pero diferentes, opuestas como la noche y el día.
Entre rosas, besos, caricias y en el afán de hacerse mujer crecen en Gilfia, contempladas por la gente como hijas, todos con romántica certeza de que algún día algo bueno con ellas iba a pasar.
Que ingenuos.... a quién se le ocurre que de una montaña, la densa y fría brisa trae dos niñas, que se crían como propias de cualquier lugar, sin que nadie sospeche más allá del silencio...
Y pensando que todo en medio de tanta alegría y tranquilidad podría mejorar.
Que inconformes somos como humanos.
El susurro se hizo gritos, de la misma montaña, 16 años más tarde una tormenta desciende en oídos de creyentes y ajenos, los mismos que fueron testigos del miedo que consumió el corazón de aquellos aldeanos.
Una sombra de nube gris invadió la comarca, la humedad de la muerte entró a las casas. El silencio reprimió los pensamientos y solo espectaron lo peor.
Aisama y Airama hijas de Marinio y Oliva gobernantes del templo salino en el corazón de la montaña de Gilfia, tuvieron edad de mujer, relámpagos suficiente para predecir la tormenta desbastadora… tiempo de volver, tiempo de ser…
Los lazos de igualdad fecunda, habían sido rotos por el implacable tiempo, Aisama de arenas turbias y densas, alimentaba en su seno codicia y discordia, Airama mecía en sus sueños e hilaba en sus anhelos sapiencia y respeto.
Templo: hogar eterno, reino: puesto convexo, dos reinas, un lugar, una posición un trono que tomar…
Salino hombre sabio, en juego de nobleza heredó su trono, una roca un lugar un motivo un momento…
Airama con dolor miró a su gente y con el corazón en la mano arrojó la roca que adornaba el cetro de su padre para ahuyentar el hambre…. Aisama con codicia cerró el templo con la enorme roca que talló su ego….